viernes, 4 de abril de 2014

Educación pública



El inicio del ciclo lectivo en la provincia de Buenos Aires se extendió más allá de lo que cualquier docente, estudiante, político, comunicador, madre o padre quisiese.
La base del reclamo se sobre entiende y discute. No me queda la menor duda que un gran porcentaje de los docentes que se adhirieron al paro lo hicieron no por convicción sino por enojo, rabia, indignación. Por un peso más que justifique la labor que realizan día a día y les permitiese llegar más cómodamente a fin de mes.
También en parte me enoja. Los docentes son parte de la clase media de BsAs y en su mayoría no luchan por el salario ni los derechos de quien más lo necesitan.
No me cabe la menor duda que gran parte de la problemática yace en la forma de destinar la plata del estado. Porque hay un estado que no invierte lo suficiente en educación. ¿Pero estamos todos de acuerdo de donde se deben tomar esos recursos que deben ser destinados a las escuelas?
Me enojan muchos de los discursos planteados dentro de los colegios. Muchos de estos discursos planteados desde la comodidad de su hogar, con un plato de comida asegurado.
El planteo reiterado de muchos docentes parece ser instaurado. Se enojan y discuten cualquier plan social que les permita a una familia de clase baja llevar un plato de comida o una cama a sus niños. Plantean que esos planes y muchos otros son los culpables de que el estado no invierta en educación. Que no se les pague como corresponde.
Yo creo que el problema se debe plantear desde otro lado, con otra perspectiva. Por ello elijo y decido enfocarme en aquellos docentes que si luchan por algo más, aquellos docentes que me inspiran a seguir creyendo y luchando por la educación pública. Aquellos sectores de la sociedad que ponen el grito en el cielo por la educación.
También quiero pensar en los pibes que nada tienen que ver. Muchos de ellos ni siquiera comprenden los reclamos. A muchos de ellos ni siquiera les interesa.
No pretendo ni creo que un niño o un adolecente tengan porque interesarse en dichos temas, aun cuando son los afectados. Porque ser niño en parte es tener esa libertad. Esa despreocupación.
La mayoría de los adolescentes del barrio que concurren al espacio lamentablemente no van a la escuela. La mayoría de los niños, afortunadamente, sí.
Quienes no van si se ven afectados por los reclamos. Porque las problemáticas sociales y educativas que los alejan de la escuela no son puestas en tela de juicio. Tan solo un pequeño grupo de docentes, padres, madres y militantes que no son visibilizados masivamente luchan por los derechos de este gran grupo.
Quienes van al colegio se ven afectados por la pérdida de días de clases. Pero lo importante a mi entender es que aquí se pone en discusión si las luchas docentes se dan en post de la educación. Si los días de clases fuera de la escuela no se pierden, se ganan.
Porque se ganan si existe un cambio profundo en cómo y dónde damos clases.
Lo que también creo es que sin el apoyo de gran parte de la sociedad cualquier lucha docente quedara truncada, repetiremos y creeremos que el salario es lo único importante. Pasaran reclamos, pudiendo ser estos transformadores o pasajeros.
Si tan solo pensamos a la escuela como un depósito, donde lo importante no es la calidad educativa sino el refugio que esta otorga no existirá cambio alguno. Cuando las desigualdades sociales se agudizan los colegios otorgan un espacio de contención valido.
 Lo extraño(o no tanto) aquí es que quienes levantan las banderas contra los reclamos docentes y determinan ese rol poco educativo al colegio no son quienes tienen las necesidades de contención. Porque quienes tienen dichas necesidades son aquellos cuyas voces no son escuchadas y mucho menos difundidas.
Ningún pibe sale a afanar porque quiere. Si sale a afanar es porque carece de un sin fin de elementos. Un pibe que no va al colegio va a perder una ayuda, un espacio primordial. Un espacio donde alguien lo puede ayudar y donde puede ayudar. Ningún pibe deja de ir al colegio si existen adultos que los acompañen. Ningún adulto deja de acompañar a un niño si el conjunto de la sociedad la acompaña a él.
No podemos permitir bajo ningún punto de vista que la educación pública se vea deteriorada, que los docentes deban luchar por un salario. Tampoco que se de clase en una edificio sin luz, gas, agua o paredes agrietadas y ventanas rajadas. Tampoco que un docente no prepare su clase ni le importen sus alumnos.
Ser docentes es una decisión. Identificar a la educación pública como el primer frente de lucha ante las desigualdades una idea. Por eso para mí luchar por ella es una obligación.
No podemos permitir que quienes inciden en la opinión pública deformen o escondan los problemas que tienen nuestro gran sistema escolar. Entre ellos parte del nefasto sindicalismo docente que en busca de poder político manipula una lucha docente y la finaliza con una derrota para el pueblo. Aunque es un pueblo que en su mayoría no se irguió para pelear por aquellos que creo debemos pelear ¿pero cómo lo va a hacer?
Espero estar equivocado, pero pienso que una gran parte de nuestra sociedad no piensa sino lo que los medios de comunicación les deja pensar. No piensa ni analiza más allá de la información que está a su alcance, información acercada por dichos medios masivos de comunicación. ¿Pero cómo puede ser de otra manera?
 La realidad se modifica si y solo si somos capaces de analizar la misma desde nuestras ideas, nuestros objetivos, nuestros valores. Con educación. Una educación que los mismos medios y poderes manipulan. Sin lucha no hay educación, sin educación no hay quien luche.
A mi entender las problemáticas educativas de la provincia de buenos aires son más profundas de los que se discute.
¿Cómo se puede pretender un docente de calidad si trabaja 3 turnos? O si trabaja dos turnos enteros teniendo el derecho a irse a su casa y olvidarse del trabajo. Como merecemos todos los trabajadores.
Si en lugar de preparar las clases, renovar los ejercicios y establecer dinámicas de trabajo según las necesidades de cada grupo, tan solo se dictan los mismos temas y de la misma manera. Muchas veces porque no hay tiempo para otra cosa.
Un cambio de curso no solo no representa un cambio en la dinámica de clase sino que por el contrario no representa cambio alguno.
¿Cómo pretendemos una educación de calidad si no existe un espacio valido de intercambio de idea? No podemos decir que las jornadas de reflexión representan dichos espacios cuando tan solo representan una bajada de línea de las secretarias hacia los colegio. Si el debate de la presentación de un proyecto no depende de los docentes sino de las instituciones.
Falta de edificios o edificios sin la calidad y seguridad que se requiere para dar clases. Edificios sin luz, o con cables pelados al alcance de todos. Edificios sin ventanas. Edificios sin las condiciones sanitarias para dar una educación popular de calidad. Viandas pésimas o sin vianda alguna para quienes más la necesitan. Falta de pago de las becas de los pibes o sin beca alguna.
Colegio sin docentes, culpa del uso de un sistema precario de elección de titulares, interinos y suplentes.
Ningún pibe puede modificar su realidad si la realidad social que sustenta sus miserias no es puesta en tela de juicio. Ningún pibe del barrio (ni de ningún otro) debería quedarse sin educación, sin un día de clase.
Pero a veces, y solo a veces, perder unos días de clases no es perder educación. Luchar por los derechos de los trabajadores es enseñar. Luchar por colegios dignos es enseñar.
También creo que existió manipulación política para difamar a uno u otro dirigente. Pero aun así siempre voy a estar a favor de una huelga por la conquista de los derechos perdidos o nunca obtenidos. Porque en una de esas luchas no existirán medios, políticos ni grupos sindicales mentirosos y manipuladores capaces de detener una lucha aún mayor.
Las únicas huelgas con la que no estaré de acuerdo serán  aquellas donde crea que los reclamos pisotean los derechos fundamentales(al menos lo que yo creo que lo son)… y tristemente creo que de esas hubo y seguirá habiendo..
  






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