jueves, 7 de diciembre de 2017

El Odio Eterno

Las reformas previsional, fiscal y tributaria ya tienen media sanción del Senado de la Nación. La reforma laboral aún no se trató en sesión. Estas reformas implican el hundimiento en la pobreza del movimiento obrero, la quiebra de las cooperativas y del único banco cooperativo de nuestro país, hambre para los jubilados y pensionados por el Estado. Estas reformas sólo van a aumentar la brecha entre ricos y pobres, sólo van a generar más desigualdad.
El procesamiento a CFK, su pedido de desafuero y prisión preventiva dictaminado por el Juez Bonadío es un mensaje mafioso del Partido Judicial controlado por el gobierno de turno: Macri y sus CEOs. ¿Cuál es el mensaje? "Si sos opositor estás en libertad condicional." "Si te oponés a nuestras reformas te vamos a encarcelar." ¿Cómo entendemos ésto? Se acabó el Estado de Derecho en Argentina. Los representantes que elegimos para las cámaras alta y baja de la legislatura traicionarán nuestro voto y sancionarán las reformas, están coercionados a hacerlo.
Esta rueda comenzó a girar con la detención ilegal de Milagro Sala y nunca se detuvo. Alimentada además por un show mediático que refuerza el odio de la clase media hacia aquellos que lograron conquistar derechos (magros o históricos, según el caso) en 12 años de gobierno popular.
Aunque salgamos a las calles, aunque sigamos protestando contra las injusticias que se cometan, esta rueda no va a parar porque vinieron por todo. Fogonear el Odio y crear una grieta insalvable en el pueblo argentino. Gobierno elegido democráticamente, sí. Llegaron por las urnas, pero manejan al país desde 1880. Este presente tiene a una Argentina atendida por sus propios dueños aún más que en tiempos de 1976. Vivimos una nueva década infame, no por cometer fraude electoral, sino por el fin del Estado de Derecho.
¿Cómo avanza el Campo Popular? ¿Cuáles son los caminos a emprender para revertir esta situación? Mientras las resistencias son múltiples y el frente popular va dando pequeñas grandes batallas como puede, frente a nuestra organización la lucha es dispar. Las provocaciones han sido muchas y hasta teñidas de sangre. Las heridas están muy abiertas como para sanar, las muertes de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado en el sur patagónico son una clara expresión del actuar de las fuerzas de Seguridad frente a los levantamientos de aquellos que decidieron defender sus derechos cuando las vías legales son negadas o nulas. No digo militarización del sur ya que comenzó hace mucho tiempo con la llamada "Conquista del Desierto". Han entrado en merenderos a reprimir sinrazón. Han procesado vilmente a personas que se manifestaron por la Aparición con Vida de Santiago, en medio de una operación policial con infiltrados para generar disturbios. Han revocado de sus cargos a funcionarios públicos como Gils Carbó que eran nuestros últimos rincones desde donde dar pelea en defensa de los derechos conquistados que la Oligarquía ve como privilegios.
No nos van a dar tiempo de relamer nuestras heridas. No nos van a dar tiempo de reagruparnos. Frente al Odio, más Odio. Esa es la rueda con la que nos piensan aplastar.
Somos muchos los que aún creemos que esa Rueda se puede detener. Pero ¡ay de nosotrxs! sino lo logramos. Hoy más que nunca, Organización y Lucha. Tenemos al enemigo enfrente disparando con todo su arsenal. Habrá que refugiarse en las trincheras, pero no perdamos las esperanzas. Defendamos cada derecho hasta el último suspiro. Seamos más solidarios que nunca, no es tiempo de mezquindades entre hermanxs. Ya demostramos en los 2000 que tenemos el coraje para salir de una crisis política, económica y social que parecía interminable. Hagamoslo de nuevo.

viernes, 20 de octubre de 2017

La sangre derramada no se negocia.

Hoy fui al cine con intención de ver Zama pero al final me decidí por "Sinfonia para Ana" de Ernesto Ardito y Virna Molina.
Más allá de las críticas que se le puedan hacer a la pelicula por como está filmada o los recursos que use, quiero contar algo que pasó en el testimonio final de Isa, una militante de la UES del Nacional que fue amiga de Ana y jamás pudo reencontrarse con ella dado que fue a vivir en el Exilio y Ana fue detenida desaparecida en condición de estudiante durante la última dictadura cívico militar eclesiástica. Lloramos todos, todo. Toda la sala rompió en llanto. Por minutos tuvimos el pecho acongojado, el grito ahogado de "nos no han vencido, Ana".
Después del final, sí vinieron las palabras de algunos q intentamos animar a los más viejos, a aquellos compañeros de Ana que estaban presentes o que formaron parte de su generación.
Jamás sentí como esta noche el orgullo de ser joven, de estar comprometido con una causa que uno considera justa y luchar por ella. Aún con todas las contradicciones que uno cargue encima y que no son fáciles ni de desnaturalizar ni de deconstruir. Errores lamentablemente cometemos miles. No es una justificación. Es mucho más dificil el camino del que cuestiona el orden establecido del que lo abraza.
Es tan clara la línea que separa a los que estamos del lado de la vida y los que no, que creo que todos fuimos esta noche porque sentíamos el contexto de opresión que estamos viviendo. La desaparición forzada de Santiago Maldonado por Gendarmería Nacional lamentablemente nos lleva a revivir los viejos fantasmas de la Represión. La aplicación de la reforma educativa a los colegios secundarios en CABA por el gobierno de Larreta y la respuesta inmediata de los jóvenes movilizados activamente en sus centros de estudiantes revive en cambio la fuerza de la generación del 70.
Fuera del momento de catarsis vivido, algo que amé durante toda la película es la profunda sororidad entre Ana e Isa.
Para los que fuimos al Colegio, claramente tiene un gusto distinto porque revivimos los pasillos, las lecturas, las risas, las llegadas tarde, las tomas, los debates apasionados, miles de momentos... 

No podía no agregar una entrada sobre esta pelicula en nuestro blog, dado que nuestra actividad militante comienza por haber formado parte del centro de estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires y la reflexión inevitable de qué nos hubiera pasado en los 70s y qué es lo que permite que hoy en cambio sí podamos militar en el barrio, no con fusiles, sino con arte, ciencia, literatura, palabras, colores, emociones, libros, deportes. Lo político una vez más como el acto de transformar el orden social y subvertirlo por uno más igualitario, más rico, más denso, más justo.
Aún tengo mil sensaciones dando vueltas que no sé como escribirlas, así que sólo me resta decir que vayan a verla...

viernes, 1 de septiembre de 2017

De trazos y borrones

¿Qué es político y qué no lo es? Límites complejos. Y la pregunta que tapa la otra: si me pregunto si está bien charlar sobre la desaparición de Santiago Maldonado en las escuelas con los pibes entonces me dejo de preguntar lo urgente -dónde está Santiago.  Sin embargo, más allá de que ahora lo que importa es su aparición con vida (lo primordial, lo que nos quema en las manos y en las consciencias), hay que dar el debate que Los Pibes del Ombú nos damos hace mucho. El debate por comprender ya no la política sino lo político. La desaparición forzada de una persona lo es, y en este caso lamentablemente se vuelve accionar estatal. Construir y pensar la historia en el colegio (el pasado no tan pasado y el presente) también es político. Pero, y quizá aquí esté la revelación para muchos, decidir no abordarlo también es político. Los temas que una sociedad escoge ocultar son parte de un olvido colectivo, social y a veces oficial (a veces no únicamente). Y no existe solamente la dimensión personal o subjetiva al recordar u olvidar algunos eventos: la sociedad entera se ve involucrada. Los discursos domésticos se nutren de todo lo que ocurre afuera de casa, se nutren de lo que se ve en las pantallas o se escucha en la radio o se postea en las redes sociales o se lee en el diario. No hay, tampoco, nada inocente. La palabra elegida es "adoctrinamiento". O una que es aún más odiosa: politizar. La desaparición de una persona (¡por razones políticas!) ES política. No hay manera de no politizar el evento, el relato, la información. ¿Esto es adoctrinar? Me pregunto, nos preguntamos, cuántos de los que esgrimen ese no-argumento envían a sus hijos a colegios religiosos. ¿Acaso eso no es una doctrina? Pero entonces el problema no está en "adoctrinar" sino en qué doctrina se elige. Una aprobada, la otra rechazada. Y en este caso hablamos de una muy evidente (innegable la de las escuelas católicas). Pero hay otras enseñanzas escolares que son eminentemente políticas y sin embargo se invisibiliza esa dimensión. Cuando se decidió cambiar la idea de "descubrir América" por la de "conquista" fue por motivos políticos y de construcción de memoria social. La escuela en sí misma es un dispositivo de disciplina social además de ser un espacio de aprendizaje y por lo tanto los valores y modelos que en ella se enarbolen serán decisiones de las sociedades y los gobiernos que habiten y construyan esas escuelas. No hay nada de natural ni de apolítico en una institución que ayuda a moldear la idea de "ciudadanía" o de "nación". Porque la nación es en sí misma una comunidad que se ha construido, se ha forzado, se ha internalizado hasta parecer natural. Pero no lo es, porque no hay nada que diga que la Argentina tiene que tener los límites que tiene y que entonces Asunción es una ciudad de Paraguay y no de Formosa.No hay nada en los accidentes geográficos que demande esa división (aunque se tengan en cuenta para establecer un límite). Construimos la nación políticamente: con símbolos, con tradiciones, con estandartes y banderas, con pasiones y también con guerras y despojos. Hay que renovar ese contrato de pertenecer a esta identidad colectiva, hoy quizá más "latinoamericanizada" que antes, porque a veces cuesta ver qué hay de "común". Yo, siendo de Buenos Aires, he sentido más cercanía con personas de mi edad de países europeos que con personas de mi edad de alguna provincia del NOA. Porque cuando viajé a ciudades que me hacían pensar en Buenos Aires (más allá del lenguaje y el continente) me sentí más interpelada que al viajar a un pueblo en Antofagasta de las Sierras. Ahí uno se da cuenta de que no hay nada de natural ni dado en "ser argentino". Los rituales son los que renuevan esos lazos. Y todo este proceso se construye en la escuela y sus discursos. Entonces, qué es realmente no político dentro de la escuela. La respuesta es simple: NADA. La negación a hacer evidentes los discursos que circulan en los espacios es simplemente la herencia de una dictadura feroz, de un disciplinamiento de derecha y mortal que aún nos aqueja. La memoria, que para muchos era intocable después de un gobierno kirchnerista que la enarboló como bandera de estado, es un ejercicio constante. Este gobierno, el actual, el que niega pruebas contundentes y desprecia a Santiago que sigue sin aparecer, tiene un historial de construcción de olvido. Cuando habla de los derechos humanos como si fueran "curros" o recupera palabras y técnicas propias de la última dictadura (como tratar al pueblo mapuche de "terrorista") está interviniendo activamente en la memoria colectiva. Pero hoy la sociedad salió a reafirmar lo construido durante tantos años. Una canción española dice que la vida son dos trazos y un borrón. A este "borrón" al que Cambiemos quiere someternos salimos a enfrentarlo con trazos. Trazos concretos que hoy se materializan en carteles y estampas con la mirada profunda de Santiago Maldonado, desaparecido y negado, militante vilipendiado (como es costumbre de este gobierno que pregona "el voluntarismo"), hoy sinónimo de épocas siniestras de la historia argentina. A este borrón manchado de sangre y complicidades atroces que cambian futuro por pasado el pueblo en alza le está oponiendo sus trazos de resistencia, en las huellas de las fotos de los que aún no aparecen; en las huellas de aquéllos que fueron damnificados por las medidas retrógadas del presidente actual; en las huellas y las pisadas de los que defienden el laburo, la producción nacional, el derecho a la casa propia y a la educación gratuita y popular. Los trazos que hoy están en la Plaza preguntándose ya no si está bien o mal hablar de Santiago sino DÓNDE ESTÁ SANTIAGO MALDONADO son la política en movimiento. Son lo político en expresión plena. Son la visibilización de lo que los medios monopólicos quieren ocultar. En definitiva, a ese "borrón" que es el olvido promovido por funcionarios cuyos apellidos están manchados de sangre desde hace siglos, los trazos lo confrontan apuntalando la memoria para que prime la justicia. Y eso es y será siempre político


sábado, 26 de agosto de 2017

Tropel de viejas novedades

Terroristas, usurpadores, k, kurdos, guerrilleros, usureros, punteros, violentos. Jorge Lanata se dedicó a bastardear al pueblo mapuche en su columna de hoy en el diario Clarín (https://www.clarin.com/opinion/grupo-militantes-sensibles-toda-cuota-violencia_0_BkUu1ER_Z.html). El periodista se otorga a sí mismo el poder de decidir quién es quién: si un pueblo es o no indígena (aunque él usa despectivamente el término "indio"). Si la empatía de la clase media con el caso de Santiago Maldonado (aún desparecido) es o no real o es simplemente un lavadero de culpas. Si los militantes son realmente personas comprometidas (¡militantes de pelo enrulado!) o simplemente personas sensibles (por supuesto, Jorge, que los militantes somos sensibles: tenemos sensibilidad social). 
Jorge Lanata se yergue ante todos nosotros  y compara al pueblo mapuche (oriundo de Mapucheland) con ISIS y las FARC. Y a su vez iguala a ambos movimientos. Jorge Lanata se transforma en un secador de ropa que mezcla todas las prendas para sacar algo, ese líquido sucio que deja el pequeño Kohinoor al terminar el secado. Ese "algo" que obtiene Jorge y vomita en esa nota es su odio. Un odio que destila por su cuerpo y sus palabras. La nota de Jorge Lanata es un hilado de mentiras bárbaras. Mezcla tópicos que cualquier cientista social sabe que no han de equipararse así, a la ligera. Brinda "datos" (Jorge, los datos se construyen) que manipula más allá de todo límite ético y piensa que con eso puede justificar (o distraernos al menos de) la desaparición de Santiago Maldonado. Nos advierte Jorge: los mapuche son peligrosos, no son esos salvajes nobles que le atribuyen a la invención de Rousseau.  Volvemos a los indios macabros de las postreras crónicas de aquellos europeos que saquearon lo que ahora es América. Siempre hubo tradiciones que demonizaron a los pueblos originarios de este continente (así como hubo otras que los romantizaron). Jorge vuelve con una batería de viejos (no) argumentos del odio. Como ser, que los mapuche ni siquiera son argentinos, porque son chilenos. O porque ni siquiera se sabe de dónde vienen, pero comparten esa cordillera de la "droga". Son violentos usurpadores separatistas. Jorge toma todos los mitos y los mezcla en un licuado sin contenido real. Es un licuado de humo. Y en esa humareda hay un nombre (porque sin nombre no se puede ser eficaz a la hora de crear un enemigo interno): Jones Huala, el ideólogo. Jorge pone todas las tácticas en esta nota, las usa juntas a todas las que pueden existir para ya no discriminar: directamente torna a los mapuche en una especie de banda delicuente ponebombas. ¡Destruyen La Trochita! Son prácticamente montoneros, en esa versión que usa la derecha rancia para "describir" a Montoneros. 
Un episodio: cuando secuestraron a las monjas francesas los militares en los 70, les colocaron detrás una bandera con los símbolos de Montoneros e hicieron circular esas fotos para que la población creyera que había sido esa organización y no el Estado quien había secuestrado a las religiosas. Jorge hace eso: utiliza cuanto símbolo puede para desprestigiar una lucha y tapar la verdad -que el Estado desapareció en democracia a Santiago Maldonado. Pero, querido Jorge, ¿sabés en tu infinita ignorancia qué omitís? El detalle de los que resisten y miran y saben mirar. Cuando los militares hicieron ese montaje con la bandera, acudieron a un detenido secuestrado de la organizacón para hacer el dibujo. A un militante con rulos, al decir tuyo, Jorge. Y ese militante, a quien creían roto, fue más inteligente que toda la maquinaria de odio y muerte que lo había chupado. Dibujó el símbolo de Montoneros distorsionado. Entonces cuando las fotos fueron publicadas y hechas circular, los compañeros, los luchadores, supieron. Supieron. Los militares habían sido los secuestradores. La resistencia se hizo carne y símbolo en la imagen: el símbolo mal hecho fue el punctum del que habla Roland Barthes. Fue ese gesto de sublevación casi sutil (porque para muchos fue obvio), el gesto sublevado. Y sublevador. Cuando Patricia Bullrich, a pesar de ella misma, se equivoca en su declaración y conjuga ese verbo que la delata ("los que quieren encontrar a Santiago y los que no queremos"), vuelve a pintar mal el símbolo (aunque aquí fue inconsciente). La verdad irrumpe en el gesto mínimo, casi imperceptible y a su vez vital y total. Una derecha sin duda desprolija, que no observa, ni escucha, a pesar del marketing del timbreo que acerca a los políticos hacia la gente común.
Jorge querido, nosotros también somos lectores de sutilezas. Pero en tu nota ni siquiera existe una cosa tal. Porque es burda. Como vos mismo en este momento, como tu programa. Tu prestigio, que es posible que para algunos aún te recubra, se desmorona en esa nota vulgar. Tu nota es una mentira total y los que sabemos cómo fueron los procesos de recuperación identitaria de los pueblos originarios de nuestro territorio reconocemos la mentira y la denunciamos. Ser mapuche hoy no es ser mapuche hace 300 años. Pero tu visión estática de la identidad y la vida social te impide ver paradójicamente. Y aquí soy bondadosa, porque en el fondo creo que son los billetes y tu odio (ese que se alimenta solo, sin dinero siquiera) los que no te permiten ver otra cosa más  allá del grueso marco de tus anteojos. Hoy no alcanza esa nota para cegarnos a nosotros que nos preguntamos ávidamente, con sed de justicia cotidiana y definitiva, dónde está Santiago. Ya no te pido nada, Jorge. Pero tampoco te otorgo nada. Desde hoy, ante esa nota que publicaste en Clarín, te has convertido (quizá para siempre) en una rata miserable (porque sólo los hombres miserables son culpables de semejante miseria, como reza la canción). El enemigo no es el pueblo mapuche, el enemigo es este odio que destilás y publicás en el diario que está manchado de sangre desde los 70. El enemigo es ese odio, ese odiar tuyo, que como escribió Pablo Ramos es tomar veneno y sentarse a esperar que el otro se muera. Pues, vaya, no funciona. Porque los pueblos nunca mueren, Jorge. Los pueblos tenemos pulsión de vida. Y basta sólo ese resto de luz, que a veces parece tenue, para destruir tanta oscuridad.    



sábado, 22 de abril de 2017

Niñeces

Que se vengan los chicos
de todas partes,
que estén los de la Luna
y los de Marte
 
 
Es muy común escuchar "con los pibes no". ¿Cuántos vecinos nuestros lo han dicho o pensado? ¿Cuántos personajes populares de las novelas costumbristas de la TV lo han expresado? ¿O políticos? ¿O maestros? ¿O militantes sociales? Con los pibes no. Pero, ¿qué pibes? 

La kuna

El gobierno anterior había sacado el Plan Qunita: Programa de acompañamiento de la madre y el recién nacido. Lo presento la ex presidenta en Tecnópolis. Era para todos los niños nacidos en maternidades públicas a nivel nacional. Y fue un blanco de odio y ataque del nuevo gobierno y de los medios concentrados. Un juez federal salió a decir que "quemaran" la cuna, como gesto de destrucción total de un gobierno que muchos quisieran ni siquiera hubiera existido. Pero existió. Y tiene hoy vida y personas y colectivos que salieron a protestar e impedir una pira demonizadora que incendiara la cuna de cartón. ¿Con los pibes no? ¿O será que con los pibes que durmieron sus primeras noches en la cuna del programa nacional SÍ? Que era peligrosa, dijeron los grandes medios. Lo mismo que dicen de los chicos jóvenes que usan gorrita, arito, zapatillas deportivas llamativas y son negros. ¿No?Con esos pibes hace mucho que SÍ. ¿Serán peligrosos también los chicos que estaban comiendo en "Cartoneritos", el merendero de Lanús que baleó  y gaseó la policía hace unas semanas? ¿Algunos de esos chicos habrán dormido en una Qunita? ¿Serían tan peligrosos como la cuna que el señor juez quería incendiar? Con esos pibes también fue SI. ¿Entonces? ¿Con qué pibes no? ¿Con los que tienen papás con plata, salen borrachos y drogados a manejar sus autos y en medio de la noche arrollan a una señora que muere porque además es abandonada? Esos pibes que después, con Peter Robledo, llegan a las direcciones de juventudes del PRO. Ah, no. Esos no se tocan: ellos matan, pero después los premiamos con un puesto de gobierno. Esos no son pobres, ni duermen en qunitas, ni van a merendero (¡ni pasan cerca de merenderos!).  

Moisés

La gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, pasó por dos fases. Primero supo ser Heidi. Las mujeres peronistas vienen de otras tradiciones, son putas o yeguas: Mariú es otra cosa. O era. Porque desde que "enfrentó" a la "mafia" de los maestros ("maestros", según las voces del odio de los medios monopólicos) se volvió una fiera. No digo "leona", para que no la confundan con el entrañable y luchador personaje de la compañera Nancy Dupláa. ¡Dios nos libre de tal confusión! Mariú, la fiera. Que fue al cumpleaños de uno de sus compañeros de gestión vestida en cuero negro. ¿Alguno sabe cómo fueron vestidos los hombres a esa fiesta? ¡Qué cosa! Ahora que se alejó de ese papel maternal que los medios le crearon, hay que buscar un camino de regreso. ¿Dónde está la María Eugenia que, ante una provincia que se inunda y se divide en más y más conflictos, decidió "quedarse con sus hijos" en Playa del Carmen? ¿Dónde está la madraza que Clarín nos supo conseguir? Mamá corazón sacó las garras. Y rugió: que digan si son kirchneristas. Como esas madres que te quieren hacer confesar "la travesura". Pero debe estar buscando el camino de vuelta, y nunca mejor dicho: "Al fin en casa". Así se llama el nuevo plan de gobierno. ¿En qué consiste? Un kit para el recién nacido. ¿Ah, pero cómo? ¿Entonces qué pasó con Qunita? Se ve que como también salió un programa parecido en New Jersey, acá quedaron todos en off side. Entonces la provincia implementa en 3 municipios un nuevo plan que no tiene cuna, OJO. Tiene un Moisés, en tiempos evangelizadores de la política y la televisión brasilera. Pero no termina acá, no. No solamente ya no está a nivel nacional y parece empezar de cero un plan que ya existía, no; además, es sólo para bebés prematuros. SÓLO para bebés prematuros. Este gobierno solamente sabe excluir al incluir. O incluir la exclusión. La mamá María Eugenia es mamá de pocos, como todo en este gobierno. Reformulamos entonces: con algunos pibes no, con otros sí. 

Los únicos privilegiados

No sé si huela a azufre, pero huele a odio de clase. La quna bombardeada como los peronistas de la plaza del 55. La quna que arde como ardía Cristina en la hoguera de la tapa de la revista Noticias. La quna peligrosa, como el mito de la clase alta que decía que las mucamas peronistas, esas cabecitas negras, se comían a los chicos que cuidaban. La quna como un símbolo del peronismo (de algún peronismo) que entonces debe tener el mismo destino que aquél. La relación del peronismo con la infancia tiene historia, tiene imágenes, tiene política y ministerios, tiene direcciones y programas. Tiene lugares. ¿Qué lugar tiene el niño en la política de Cambiemos? O mejor, replanteo: qué niño tiene lugar en la política de Cambiemos. Te respondo una parte: el pibes del Ombú no tienen ninguno. Pero no pueden quemarlos (o tirarlos al río como en la novela religiosa). Entonces se hace una especie de desangramiento lento: vacían las instituciones y programas que los cobijan y tapan el vaciamiento en los grandes medios hablándote de la "pesada herencia". La pesada herencia del niño que no es Antonia pero igual puede ir al colegio, tener acceso a una pileta en el patio de su casa, comprarse un celular con Android, darse muchas más vacunas que hace 15 años, ir a un parque estatal de ciencia y exigir algo más que un plato de comida. La quna que quisieron quemar es más que un moisés de cartón. Es una imagen y símbolo, es una relación directa con un movimiento popular, es un camino de lucha en una sociedad tan desigual como la latinoamericana. Ahora la maquillan, la achican, se sacan la foto en alguna casilla de algún barrio del conurbano. Y le piden a sus amigos de Perfil y La Nación y Clarín que lo ensalcen. En este espacio (el merendero y sus redes virtuales y actuales) entonces venimos a desmaquillar la no-realidad. Pero jamás desde el odio -porque somos de los que sacan la fuerza de la ternura-: desde la movilización, la denuncia, la lucha colectiva y sobre todo la defensa de una niñez inclusiva (de todas las "niñeces"). Con los pibes no: no los golpeen, no los repriman, no los criminalicen, no los vacíen de expectativas y derechos, no les nieguen ir a la escuela, no les nieguen la equidad, no les bajen la edad de imputabilidad. Con los pibes sí: sí a que canten en una ronda, a que voten en las elecciones, a que tengan centro de estudiantes, a que tengan una quna de amor y cuidado, a que puedan armar equipos de fútbol, a que vayan a una escuela en condiciones, a que tengan universidades cerca de casa, a que sean científicos o psicólogos o médicos. A que sean todos privilegiados.  


miércoles, 1 de marzo de 2017

La única verdad

Es la realidad. Es la realidad, estúpido. Es la realidad, Mauricio Macri. Hoy fue el inicio de las sesiones ordinarias del congreso. Como todos los 1° de marzo, se espera el discurso del presidente. Con Cristina, se revitalizó ese evento. Ya no era una fecha más, ya no era sólo burocracia. La íbamos a escuchar. Íbamos a una demostración de oratoria y además íbamos para ver cuáles eran los anuncios de un proyecto nacional y soberano. No sólo queríamos un balance (que tenía datos concretos) sino la novedad, la acción futura, que en ese momento se volvía presente. Era una palabra-acto. Con Macri volvimos a una plaza vacía, o llena de policías y del ejército (!), o llena de manifestantes que luchan por un salario digno y por que se cumpla la paritaria nacional, ley desde 2008. El ejercicio militante del congreso de Macri difiere en casi todo del que veíamos con los gobiernos kirchneristas. Sólo algo en común tienen: son actos eminentemente políticos. 
El presidente es un orador pobre, que no escribe lo que lee y que apenas lee lo que está escrito. Pero además, y esto es más grave, ni siquiera es un hacedor: es un destructor. Llegó para cambiar. Llegó para retrotraernos a un pasado al que no queríamos volver nunca más. Porque hay muchos votantes de Cambiemos que tampoco quieren volver a los 90. Ni lo querían cuando votaron. Pero los sedujo un slogan, una campaña que no es más que una promesa (ahora incumplida), una estética y un discurso que en la Ciudad de Buenos Aires ya tiene casi 10 años: la no política. Hay un miedo a esa "grieta", y nos quieren hacer creer que debatir por política e ideología es "malo". No pelees, no discutas, no resistas. Sólo que no te lo dicen del todo así. No te dan la orden por la negativa. Te dicen que hay que unirnos como argentinos (y eso ni siquiera es original, porque ya lo decía Perón) , te piden que seas paciente, que colabores (aunque eso signifique que Macri se vaya de vacaciones mil veces y vos no puedas ni prender el aire acondicionado porque el tarifazo te corta las piernas, ni te puedas ir de vacaciones porque la nafta está imapagable y ya ni cuotas sin interés tenés). El electorado, el pueblo tiene que hacerlo todo: aguantar, esperar, ahorrar, trabajar por menos dinero y más tiempo, pagar más servicios aunque le sigan cortando el suministro, compras más remedios y más caros, recibir un menor aumento en la jubilación, gastar el triple para comprar pan y los útiles del pibe para la escuela (los que consiguieron la vacante en la escuela pública en la Capital). Y muchos "etcétera". ¿Qué le toca hacer entonces al funcionariado? ¿Cuál es su sacrificio? ¿Qué podemos pedirle a cambio de tanto? Ni siquiera las promesas de campaña han cumplido. Nos inventan semestres en un calendario eterno, aunque su mandato sea sólo de 4 años. Ni siquiera pedirle que se ponga en los zapatos del asfixiado podemos, porque Mauricio Macri es un hombre rico, que jamás supo entender al hombre de a pie, que creyó que porque era presidente de Boca Juniors podía estar un poco más cerca de la mitad más uno. Es un hombre que fue a un colegio caro, en una zona bacana, que tiene amigos que poseen lagos en la Patagonia y una cuenta con ocho números depositados en Panamá. Es un hombre que no roba chirolas ni evade un boleto de tren o un peaje que vos a veces intentas manguear. No hay nada en común entre él y nosotros. Y nos viene a decir cómo vivimos. Que estamos en un país en marcha y que vos y yo nos damos cuenta. Pero vos y yo vemos que nos cuesta pagar el pan, la cuenta del supermercado, que nos pagan menos, que tenemos menos trabajo y que nuestros amigos están igual. Vos y yo escuchamos a la gente que la está pasando peor, que ya no se va de vacaciones, o que corta alguna salida cultural y de relajamiento porque no tiene guita en el día a día. ¿Será que el presidente ve algo que nosotros, siendo tan tontos y llanos, no vemos? ¿O será que está mintiendo? 
Mauricio Macri nos dice que es hora de más verdad y menos relato. ¿Qué se supone que quiere decir eso? ¿Qué gobierno no tiene relato? Por otro lado, vemos que cada día cierra una fábrica nueva, dejando cientos de familias en la calle.  Pero el presidente nos dice que estamos mejor. Entonces me pregunto si el de él es el relato y la verdad es la nuestra (y  por lo tanto todo su discurso es una hipocresía) o si lo único que vimos hoy en el Congreso es un relato más, tan ideológico como el de cualquier fuerza política pero más mentiroso que todos los demás. El macrismo tiene relato y tiene visualidad pero además tiene mentiras. Si el tipo rico que le perdonó 70 mil millones a su familia te dice que estás bien y vos estás mal, ¿no te parece que el presidente también tiene "un relato"? Es la realidad, Mauricio Macri. Es la realidad, estúpido. Y es la única verdad.