martes, 24 de noviembre de 2015

En mi país, qué tristeza

La democracia no es armonía. La democracia es también disenso. No podemos estar todos de acuerdo, ni negar el conflicto, porque eso sería negar la política: la existencia de relaciones sociales desiguales, la existencia de una posibilidad de transformar esa realidad. Votar es democrático, y también lo es poder elegir, pero no siempre en este país hubo democracia, y por tanto, hay muchas personas que a mi edad -hoy, 24 años- nunca habían votado en la vida. A ver si eso queda claro: el voto se ganó después de muchas muertes, cuando en realidad es un derecho en esta república. A los que dicen que no se puede retroceder, casi como un mandato natural, les quiero decir esto: SE PUEDE. Porque cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dice que hay que recordar que nada de esto fue magia, no está diciendo solamente un slogan de campaña vacío, como el flamante presidente electo. Al decir "no fue magia" lo que quiere transmitir es que todo aquí es histórico y cambiante, proceso y resultado de luchas desde abajo y que vienen también impulsadas desde arriba -o no, o bastardeadas o apoyadas. Nada de lo que ha acontecido en este país jamás pasó por ser un mandato natural: hay una idea política, más o menos explícita, más o menos inclusiva y justa por detrás -y no tan detrás. Cuando nos dicen que es época de diálogo, vaciando el contenido político de la contienda que es y será siempre la democracia, nos están queriendo vender un discurso velado, "un discurso político sin saliva", cantan los de Calle 13. Cuando te ofrecen bailes y nada más que bailes, es cuando te tenés que dar cuenta de que te ocultan lo que están por hacer. Lo que van a hacer. Si sos un poco despierto y ves lo que no querés ver, te das cuenta. Porque los nombres que acompañan a Mauricio Macri estuvieron en épocas grises de la vida de este país, y además sólo estuvieron en épocas grises. Sí, hay que revolver en la basura cuando se llega tan alto, no soy inocente. Pero ¿para qué? Los políticos y cuadros que vienen detrás de Mauricio Macri nunca supieron correrse de allí: en esa basura está su único negocio, su única política, que te venden como no-política, y tenés que saber desde ya que eso no existe. Menos cuando vas a ser presidente. 

Trabajamos en un merendero con pibes de entre 2 y 16 años. Trabajamos hace 8 años, y realmente la situación individual de muchas familias ha cambiado para bien, y no precisamente por obra del municipio. La escolarización, la vacunación, la alimentación. Necesitamos que un pibe esté bien alimentado para poder pasar a otro reclamo: su educación, su recreación, su derecho a ser niño y no un adulto de 8 años. Pero si algo de todos esos derechos se llegara a tocar, ¿qué rol nos queda entonces a nosotros, militantes de la batalla cultural y política? Militantes por una autoestima que debe crecer entre los pibes de las clases más pobres. Cuando Milagro Sala hace las piletas en Jujuy y la derecha se horroriza porque piensa que está tirando plata -y no sólo la derecha-, lo que te están diciendo es que no quieren que esos collas tengan los mismos derechos que el pibe de Palermo. Lo que te están diciendo es que el pobre sólo puede pedir comida. Lo que te están diciendo es que el pobre siempre debiera ser pobre. Y vos, distinto. Y vos te la creíste. Te la creés. 
Trabajamos en un merendero donde aprendemos todos, laburamos todos. Yo tuve la suerte en esta vida de pasar y atravesar mi adolescencia durante los gobiernos de Néstor y Cristina. Digo "la suerte" porque crecí con un discurso en mi radio que me invitaba y me incitaba a militar, a hacer política, a meterme de lleno para que nunca nadie me saque lo que me corresponde y sobre todo para que yo defienda a aquellos que menos tienen y que menos han tenido. Yo crecí mi vida escuchando discursos no sólo con saliva, sino vivos y que avivan. De este mundo y para esta tierra. Crecí dejando atrás un "que se vayan todos" por un "vení y metéte vos también". ¿Qué le espera a los pibes que pasarán sus años de adolescencia con un presidente como Macri? ¿Una gobernadora como Vidal? ¿De dónde saldrá la fuerza? Pues de otro lado. No quiero más adolescentes desencantados como los que supo criar los 90, donde militaba el que resistía y nada más, y a contrapelo. Y a contra corriente. No quiero un adolescente como el que cantaba Ignacio Copani en los 90, que decía "me voy a Europa, mamá". Además, esa Europa ya no existe. Yo tuve suerte porque nací en este tiempo y en este continente en este tiempo. Pero ahora es parte también de nuestra responsabilidad militante evitar que los chicos del Merendero se coman no sólo el discurso de los globos, sino también su palo y su rebenque. Porque estos globos disfrazan esa represión que la Metropolitana tan bien conoce y lleva a cabo en el distrito más rico de este país. Distrito en donde crece la mortalidad infantil. 
Estoy enojada con el egoísmo y con el individualismo de aquellos que no entienden que la patria es el otro, que la democracia es contienda -sin fusiles y sin bombas y sin represión y sin desaparecidos-. Enojada con los que dicen que está bien que la Ciudad no pague la deuda del Garrahan "porque son todos de Provincia los que se atienden". Estoy enojada con el que piensa que todo lo que pasó es por un esfuerzo individual y no una situación global y política general. Estoy enojada porque eso quiere decir que el verso yanqui nos comió la cabeza: "si quiero, puedo." No, señores. Si no hay trabajo, aunque quieras, no vas a poder. ¿Cuántas veces te tiene que pasar lo mismo? ¿Cuántas veces querés volver a empezar? Yo no quiero tener que volver a las letras del rock de los 90, enojado, deprimido, desahuciado. No quiero un "comando culo mandril". No quiero gritar que son todos narcos. No quiero decir que vengo de un país que mucho más que país parece un barco saqueado. 

La política con "p" pequeña del Merendero tampoco se escinde de la Política, con "P" grande. Si está Macri, si está Vidal, si vos los elegiste, hacéte cargo cuando te vuelva a escribir y te diga que los chicos están más violentos, porque empeoró la educación, porque tienen menos recursos sus padres y porque tienen que empezar a laburar desde más chicos en vez de ir a la universidad más cercana, esa que para Macri es un despilfarro. A vos te quiero ver viniendo conmigo al barrio a servir la copa de leche y a construir algo desde la tristeza, como si se pudiera. Lo peor es que vamos a ver pasar el cadáver del enemigo, pero nos va a arrastrar a todos. Yo soy militante, y le pongo el cuerpo a todas las adversidades, a todas las que pasaron y a las que se vienen. Pero el que no lo es, va a tener que aprender a serlo, a resistir sin perder la alegría, sin resignarla, porque aprendimos eso también en estos 12 años. También por eso tuve suerte de nacer aquí y así. Lo demás es todo política.