miércoles, 4 de mayo de 2022

 Prueba


 

domingo, 19 de julio de 2020

Ciclo Cultura Colectiva



El año 2020 nos encuentra en una situación particular y compleja. Nuestro espacio físico que es el Merendero está cerrado desde inicios de la cuarentena como parte de las medidas generales de cuidado que tenemos que tomar. Pero también nos plantea una nueva pregunta por el “estar” y sobre todo por lo que consideramos fundamental en nuestro proyecto colectivo que es el ENCUENTRO. ¿Cómo encontrarse en aislamiento, sobre todo cuando esa palabra en singular (aislamiento) se vive de tantas maneras distintas al interior de nuestro propio colectivo? ¿Cómo se construyen nuevas formas de presencia para un espacio que se ampara en el abrazo, en el mate en el tren, en los talleres y las meriendas con lxs pibxs? ¿Cómo lograr que las voces de lxs pibxs no queden aisladas? Todavía estamos pensando estrategias, reuniéndonos en el mundo virtual para que la calidez del encuentro siga siendo la base de nuestras actividades, incluso en redes. Y sobre todo, la urgencia que presentó el panorama global, que viven tantas personas hoy, hizo que la olla popular que llevamos hace ya unos meses fuera la principal actividad de nuestro merendero, con lxs compañerxs que viven en el barrio y le ponen el cuerpo a tremendo esfuerzo.




 



Pensamos, pensamos, seguimos pensando.

Y volvimos la mirada a lo que fue un encuentro hermoso y solidario, compañero, que se dio el año pasado en nuestra peña del corazón, peña merendera, que hicimos con mucho esfuerzo y de la mano de compañerxs artistas que le pusieron su música, su danza, su voz, su cuerpo y su afecto para acompañarnos en esa aventura musical. También pensamos qué difícil está la mano para esxs músicxs hoy en día, y que quizá el encuentro tambień con ellxs es hoy una manera de “abrazarse” en este aislamiento preventivo. Por eso, decidimos que quizás hoy una manera de encontrarnos es a través de las redes, no sólo compartiendo las actualizaciones que hacen al espacio físico o la amorosa olla popular (en la cual muchxs de lxs que lean esto participaron y fueron fundamentales, y por ello les estamos agradecidxs); sino también compartiendo un poco del arte que hoy no viene sólo de la mano de los talleres que hacemos codo a codo con lxs pibxs sino que permite compartir lo que están haciendo ahorita, ahorita esxs artistas compañerxs que nos acompañan en esta pandemia con sus videos, con su música en la pantalla y el parlante, con la charla en los dispositivos y la calidez de siempre en la presencia -por el momento- virtual.



Con estas largas palabras queríamos simplemente decir que estamos inaugurando un ciclo cultural virtual donde compartiremos (tanto por este Facebook como por nuestro Instagram @pibesdelombu) la música, las actividades y hasta charlas/conversatorios, con esxs artistas compañerxs y sus melodías y palabras.

Como la salida de todo lo que enfrentamos es para nosotrxs colectiva siempre, pensamos que este ciclo podría llamarse Ciclo Cultura Colectiva. Y arrancará con esta pata musical, para expandirse a lo deportivo y lo literario, tres mundos que habitamos desde hace mucho tiempo con lxs pibxs en talleres como fueron “Lxs Adivinadores”, “Corazón valiente”, “Letras Libres” (¡que no termina!), nuestro querido taller de Fútbol o “Libros locos” hace ya unos cuantos años.


Esperamos que les guste esta aventura musical, y estaremos compartiendo actividades, flyers, charlas y videos nuevos para mantener este lazo tan potente que nace en el merendero hace muchos años y no deja de crecer. ¡Se viene la agenda de #CicloCulturaColectiva!





jueves, 23 de mayo de 2019

Esto que somos

Los espacios como el merendero se construyen en base a muchas cosas, pero fundamentalmente apuestan a una pedagogía de la ternura. No hay posibilidad de hacer y crear un espacio que se piense colectivamente si no siento un mínimo de empatía por el que tengo al lado, si no pienso más allá de mi baldosa individual, si no miro más allá de mi propio bienestar (o malestar). Lo colectivo se construye en torno a lo grupal y el grupo se construye en torno al compañerismo, la solidaridad y el afecto. 

Actualmente vivimos en un país gobernado por una coalición política que piensa exactamente al revés de cada uno de los puntos mencionados en el primer párrafo. El discurso que prima es el de la meritocracia, la seguridad y tranquilidad del individuo-uno, y más que la ayuda el "que no me jodan". Razón por demás fundamental para que desde el primer día de asunción de Mauricio Macri como presidente este nuestro espacio se manifestara en contra de sus medidas antipopulares. No es sólo un problema de asignación de recursos (que también es grave); no es sólo una cuestión de números -que no cierran- con la gente siempre afuera (que también es grave): es una cuestión de cimientos. Nuestras diferencias son totales, abismales. No renegamos de la grieta porque efectivamente entre el Gobierno actual y el Merendero la hay. Insalvable. Pero igualmente seguimos siendo parte de este país, de esta provincia de Buenos Aires y de todo lo que acontece a diario en una nación que es gobernada desde el rencor al peronismo en primer lugar y a lxs pobres por sobre todas las cosas. Un odio al goce popular, un rechazo total a que el que está al lado mío pueda acceder a una educación de calidad para tener herramientas que le permitan ver con claridad qué pasa en derredor. Un rechazo y un miedo total a la juventud politizada que se hace cargo de sus demandas ciudadanas y sus derechos (por eso el 50% no está empadronado y es una vergüenza pero además es un indicador de cómo este gobierno funciona y qué lugar le asigna a lxs jóvenes). Vivimos en un país que a diario escupe odio contra las escuelas públicas en sus medios de comunicación concentrados que blindan (aún hoy) al gobierno de Cambiemos. Un país donde se felicita al policía que mata por la espalda a un pibe de 11 años. Un país donde la vicepresidenta dice que la policía para hacer su trabajo tiene que reprimir y tiene que llevar armas de fuego. Un país donde la gobernadora de una de las provincias más importantes piensa que lxs pobres no llegarán jamás a la universidad, entonces ¿para qué financiarlas? ¡Hay tantas!, había dicho el presidente. Vivimos hoy, en 2019, en un país donde muchxs chicxs como lxs que vienen al Merendero volvieron a tener una o dos comidas diarias. Es decir, un país que perdió su capacidad de empatía y de pensar en el que está al lado, en la que está al lado. 

¿Por qué venimos hoy a recordarles esto desde nuestro espacio que, repetimos, se construye con amor y compañerismo? Porque ayer sucedió un hecho que es una muestra exacta de lo que le pasa a una sociedad que es gobernada desde el odio y la violencia neoliberal en todas sus formas (políticas, económicas, simbólicas). Dos hombres que vivían en la calle (repetimos, VIVÍAN en la calle, sin que se cumpla su derecho a una vivienda digna, con una temperatura que a diario desciende) fueron quemados y agredidos por unas personas que hasta filmaron su "hazaña". Resuena esa litografía del artista español Francisco de Goya "Hazaña con muertos", en la que los invasores franceses ultrajaban al cadáver del "enemigo", porque ni muertos "merecían" dignidad (siglo XIX). 



"Los hombres en situación de calle atacados dormían en colchones sobre la vereda. Los atacantes llegaron en un vehículo marca Volkswagen. Mientras el conductor filmaba, el acompañante bajó del auto, roció un líquido inflamable con un bidón sobre el colchón de una de las personas y lo prendió fuego, arrojando luego el envase plástico hacia la otra persona que pasaba la noche en ese lugar." (Página 12, 23/05/19, nota completa).

Esta es la Argentina que habita nuestro merendero, espacio de amor y ternura. Cada día nos enfrentamos con esta crueldad, en todos los ámbitos cotidianos. Espacios como el merendero, abocados o no a las niñeces libres, tienen la tarea doble de subsistir físicamente pero por sobre todo de lograr que aparezca entre tanto desdén "una parcela de humanidad", como diría el filósofo Georges Didi-Huberman. Después de que Primo Levi estuviera detenido en un campo de concentración nazi, tuvo que replantearse qué era ser humano ("se questo è un uomo"). Y fue la misma mano humana la que lo torturó y lo llevó a olvidar por momentos su propia humanidad. Aquí pasa lo mismo: la humanidad toda se ve amenazada cuando dos personas se bajan del comfort de su auto para prender fuego a otras dos personas (palabra clave: personas) que no tienen dónde dormir. La bajeza de la bajeza en tiempos bajos de miseria. Y como dice la canción uruguaya, la miseria es culpa de los hombres miserables. Lamentablemente el gobierno argentino actual es eso: una coalición de la miseria. Con tristeza y profundo penar leemos  y releemos absortxs la nota sobre lo que pasó en esta ciudad devenida ciudad de la furia. Pero con la misma fuerza con la que a diario militamos, esgrimimos nuestra palabra de amor pero también de reflexión para repudiar el hecho y más aún repudiar la miseria con la que se nos intenta gobernar. No podemos ceder el espacio de poder máximo a hombres y mujeres miserables, porque si en un espacio pequeño y humilde como el nuestro construimos equipos que sepan mirar al Otro a la cara y tenderle la mano, más aún queremos que eso mismo ocurra (que esa sea la filosofía) en y desde la Casa Rosada. Militamos por esa parcela de humanidad, para que creza y crezca desde el pie. Militamos para apagar todo ese fuego del odio que a diario se alimenta desde los medios concentrados y el boletín oficial (desde 2015). Militamos por la alegría de la que el gobierno quiso apropiarse pero que terminó convirtiendo en violencia. Militamos por levantar la vista y ver aparecer un Otro con el que caminar codo a codo, para que deje de dormir en la calle en un crudo invierno y no debamos jamás replantearnos si esto que somos -esto que vemos en nuestro reflejo- es efectivamente un ser humano.