El inicio del ciclo
lectivo en la provincia de Buenos Aires se extendió más allá de lo que
cualquier docente, estudiante, político, comunicador, madre o padre quisiese.
La base del reclamo
se sobre entiende y discute. No me queda la menor duda que un gran porcentaje
de los docentes que se adhirieron al paro lo hicieron no por convicción sino
por enojo, rabia, indignación. Por un peso más que justifique la labor que
realizan día a día y les permitiese llegar más cómodamente a fin de mes.
También en parte me
enoja. Los docentes son parte de la clase media de BsAs y en su mayoría no
luchan por el salario ni los derechos de quien más lo necesitan.
No me cabe la menor
duda que gran parte de la problemática yace en la forma de destinar la plata
del estado. Porque hay un estado que no invierte lo suficiente en educación. ¿Pero
estamos todos de acuerdo de donde se deben tomar esos recursos que deben ser
destinados a las escuelas?
Me enojan muchos de
los discursos planteados dentro de los colegios. Muchos de estos discursos
planteados desde la comodidad de su hogar, con un plato de comida asegurado.
El planteo
reiterado de muchos docentes parece ser instaurado. Se enojan y discuten cualquier
plan social que les permita a una familia de clase baja llevar un plato de
comida o una cama a sus niños. Plantean que esos planes y muchos otros son los
culpables de que el estado no invierta en educación. Que no se les pague como
corresponde.
Yo creo que el problema
se debe plantear desde otro lado, con otra perspectiva. Por ello elijo y decido
enfocarme en aquellos docentes que si luchan por algo más, aquellos docentes
que me inspiran a seguir creyendo y luchando por la educación pública. Aquellos
sectores de la sociedad que ponen el grito en el cielo por la educación.
También quiero
pensar en los pibes que nada tienen que ver. Muchos de ellos ni siquiera
comprenden los reclamos. A muchos de ellos ni siquiera les interesa.
No pretendo ni creo
que un niño o un adolecente tengan porque interesarse en dichos temas, aun
cuando son los afectados. Porque ser niño en parte es tener esa libertad. Esa
despreocupación.
La mayoría de los
adolescentes del barrio que concurren al espacio lamentablemente no van a la
escuela. La mayoría de los niños, afortunadamente, sí.
Quienes no van si
se ven afectados por los reclamos. Porque las problemáticas sociales y
educativas que los alejan de la escuela no son puestas en tela de juicio. Tan
solo un pequeño grupo de docentes, padres, madres y militantes que no son visibilizados
masivamente luchan por los derechos de este gran grupo.
Quienes van al
colegio se ven afectados por la pérdida de días de clases. Pero lo importante a
mi entender es que aquí se pone en discusión si las luchas docentes se dan en
post de la educación. Si los días de clases fuera de la escuela no se pierden,
se ganan.
Porque se ganan si
existe un cambio profundo en cómo y dónde damos clases.
Lo que también creo
es que sin el apoyo de gran parte de la sociedad cualquier lucha docente
quedara truncada, repetiremos y creeremos que el salario es lo único
importante. Pasaran reclamos, pudiendo ser estos transformadores o pasajeros.
Si tan solo
pensamos a la escuela como un depósito, donde lo importante no es la calidad
educativa sino el refugio que esta otorga no existirá cambio alguno. Cuando las
desigualdades sociales se agudizan los colegios otorgan un espacio de contención
valido.
Lo extraño(o no tanto) aquí es que quienes
levantan las banderas contra los reclamos docentes y determinan ese rol poco
educativo al colegio no son quienes tienen las necesidades de contención.
Porque quienes tienen dichas necesidades son aquellos cuyas voces no son
escuchadas y mucho menos difundidas.
Ningún pibe sale a
afanar porque quiere. Si sale a afanar es porque carece de un sin fin de
elementos. Un pibe que no va al colegio va a perder una ayuda, un espacio
primordial. Un espacio donde alguien lo puede ayudar y donde puede ayudar.
Ningún pibe deja de ir al colegio si existen adultos que los acompañen. Ningún
adulto deja de acompañar a un niño si el conjunto de la sociedad la acompaña a
él.
No podemos permitir
bajo ningún punto de vista que la educación pública se vea deteriorada, que los
docentes deban luchar por un salario. Tampoco que se de clase en una edificio
sin luz, gas, agua o paredes agrietadas y ventanas rajadas. Tampoco que un
docente no prepare su clase ni le importen sus alumnos.
Ser docentes es una
decisión. Identificar a la educación pública como el primer frente de lucha
ante las desigualdades una idea. Por eso para mí luchar por ella es una
obligación.
No podemos permitir
que quienes inciden en la opinión pública deformen o escondan los problemas que
tienen nuestro gran sistema escolar. Entre ellos parte del nefasto sindicalismo
docente que en busca de poder político manipula una lucha docente y la finaliza
con una derrota para el pueblo. Aunque es un pueblo que en su mayoría no se irguió
para pelear por aquellos que creo debemos pelear ¿pero cómo lo va a hacer?
Espero estar
equivocado, pero pienso que una gran parte de nuestra sociedad no piensa sino
lo que los medios de comunicación les deja pensar. No piensa ni analiza más
allá de la información que está a su alcance, información acercada por dichos
medios masivos de comunicación. ¿Pero cómo puede ser de otra manera?
La realidad se modifica si y solo si somos
capaces de analizar la misma desde nuestras ideas, nuestros objetivos, nuestros
valores. Con educación. Una educación que los mismos medios y poderes
manipulan. Sin lucha no hay educación, sin educación no hay quien luche.
A mi entender las problemáticas
educativas de la provincia de buenos aires son más profundas de los que se
discute.
¿Cómo se puede
pretender un docente de calidad si trabaja 3 turnos? O si trabaja dos turnos
enteros teniendo el derecho a irse a su casa y olvidarse del trabajo. Como
merecemos todos los trabajadores.
Si en lugar de
preparar las clases, renovar los ejercicios y establecer dinámicas de trabajo
según las necesidades de cada grupo, tan solo se dictan los mismos temas y de
la misma manera. Muchas veces porque no hay tiempo para otra cosa.
Un cambio de curso
no solo no representa un cambio en la dinámica de clase sino que por el
contrario no representa cambio alguno.
¿Cómo pretendemos
una educación de calidad si no existe un espacio valido de intercambio de idea?
No podemos decir que las jornadas de reflexión representan dichos espacios
cuando tan solo representan una bajada de línea de las secretarias hacia los
colegio. Si el debate de la presentación de un proyecto no depende de los
docentes sino de las instituciones.
Falta de edificios
o edificios sin la calidad y seguridad que se requiere para dar clases.
Edificios sin luz, o con cables pelados al alcance de todos. Edificios sin
ventanas. Edificios sin las condiciones sanitarias para dar una educación
popular de calidad. Viandas pésimas o sin vianda alguna para quienes más la
necesitan. Falta de pago de las becas de los pibes o sin beca alguna.
Colegio sin
docentes, culpa del uso de un sistema precario de elección de titulares,
interinos y suplentes.
Ningún pibe puede
modificar su realidad si la realidad social que sustenta sus miserias no es
puesta en tela de juicio. Ningún pibe del barrio (ni de ningún otro) debería quedarse
sin educación, sin un día de clase.
Pero a veces, y
solo a veces, perder unos días de clases no es perder educación. Luchar por los
derechos de los trabajadores es enseñar. Luchar por colegios dignos es enseñar.
También creo que existió
manipulación política para difamar a uno u otro dirigente. Pero aun así siempre
voy a estar a favor de una huelga por la conquista de los derechos perdidos o
nunca obtenidos. Porque en una de esas luchas no existirán medios, políticos ni
grupos sindicales mentirosos y manipuladores capaces de detener una lucha aún
mayor.
Las únicas huelgas
con la que no estaré de acuerdo serán aquellas donde crea que los reclamos
pisotean los derechos fundamentales(al menos lo que yo creo que lo son)… y tristemente creo que de esas hubo y seguirá
habiendo..
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