miércoles, 9 de diciembre de 2015

Qué cara, qué gesto

Los rostros y nombres que el nuevo gobierno nacional presenta a diario son no sólo fantasmas de un pasado no tan pasado sino que además están aquí y ahora, vivitos y coleando. Son la expresión máxima del discurso de la no-política, discurso falaz y traicionero, dado que a diario tomarán medidas, todos ellos -muchos, empresarios-, que nos afectarán en lo más cotidiano, de eso no hay duda. "La política es pa' gente y no pa' muros de concreto", dice la canción, y esto es tan cierto que parece mentira que haya gente que aún se excuse detrás del "pero de política yo no sé nada", y lo digan sin mayor descaro, como si fuera casi gracioso. Perdonable. Pues no lo es. 

Los gestos, además de esas caras y esos apellidos y esas historias que son parte de nuestra Historia, también dicen mucho, aterrorizan mucho, al menos a los que queremos seguir yendo siempre hacia la izquierda (y no por eso dar la vuelta y codearnos con la derecha, como tantos otros). Aterrorizan porque son gestos que niegan la palabra de la Constitución (justo ahora, que proliferan en TN y Canal 13 los abogados constitucionalistas, ¿desaparecerán después del 10 de diciembre? ¿Como la inseguridad y el miedo? Si se van juntos sospecho o de los medios o de que esos mismos analistas generaban todo lo demás), niegan la independencia de los poderes de la República -que ahora será res privada-. Aterrorizan, como todo fantasma; y más aún cuando te das cuenta de que no están nada muertos. "Hoy es la última vez que vamos a la Plaza a apoyar", me dijo una compañera. Para los que pasamos la adolescencia en la década ganada (me permito esa licencia) es difícil pensar una plaza distinta. Una plaza opositora, enojada. Habremos ido a marchas de reclamos, sí. Pero nunca como oposición total y plena, o absolutamente desencantada y/o enfadada. Un cambio de época que trae un "tropel de viejas novedades". Es difícil acomodarse a la idea tan siquiera. Imaginen cómo será acostumbrarse a la realidad.

Los Pibes del Ombú, por primera vez, sacó un comunicado como colectivo, sacó un comunicado alarmado, como las canciones urgentes de los cantautores cubanos, como una manera de protesta a través de esta política de difusión que posibilitan las redes sociales, nuestra forma de expresarnos hacia todos allí fuera. Esta movilización es porque los militantes tenemos una necesidad constante de movernos y porque ante la posibilidad de retroceder, en algún momento hay que plantarse. Hemos aprendido mucho en estos 12 años. Hemos vivido muchas cosas y en años muy especiales para todos los que militamos a diario, que somos pibes jóvenes. Nuestras caras, gestos y nombres son los de una política que piensa en equipo (y no precisamente técnico: político y compañero) y que piensa en el Otro, piensa más allá de la baldosa de la vida individual, que por sí sola no puede conseguir nada nuevo, ni nada bueno. Piensa en palabras de esas que no mienten ni engañan ni traicionan. De esas que van en contra de toda violencia -y no por eso viven en paz- y de esas que acompañan otros gestos. Gestos que bajan cuadros genocidas y juzgan represores; que le dan la mano al pibe par que vaya/empiece/vuelva a la escuela; que le manda una tarjeta especial al jubilado para que tenga más fondos para disfrutar luego de una vida de laburo; gestos de esos que te invitan a militar en una plaza, sacrificando lo tuyo personal por algo que incluya al que aún no está incluido; gestos que invitan a sentirse orgulloso de pertenecer a un país, de laburar y crear aquí, de repatriarse; gestos que te invitan a soñar que podés tener una familia porque la fertilización asistida no es más para los opulentos. Y muchos más gestos y caras y nombres que se estampan en banderas y remeras, reemplazando y acompañando a los viejos héroes -un época de nuevos símbolos. ¡Qué difícil van a ser estos cuatro años! Pero nosotros sí que tenemos una herencia, que no pesada. La herencia de la experiencia de haber vivido años de volver a pensar por nosotros mismos, de saber leer entre líneas, de reconocer qué es un líder y de qué forma se construye ese afecto que forma parte también de la pasión política. Nosotros tenemos una herencia de caras y nombres y gestos entrañables. Cuatro años no van a poder derrotarnos. Aunque ahora estemos aún sorprendidos, hasta destruidos un poco. Pero jamás derrotados. Al menos ya nunca más. 





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